Los siguientes dos ejemplos son ejercicios de estilo. En el primero, se compone y produce la música para un fragmento documental. En el segundo, la música y su producción final, se realizan para un fragmento de animación.

Wyoming

Ratatouille


Delhi:

Encargo para la promoción del libro fotográfico de Juan L. Amado.

Este trabajo habla sobre una de las grandes ciudades del mundo. En palabras del propio autor, «Delhi es infinita, inabarcable y poliédrica. En este libro está solo una de esas mil caras (…) alejada de lo monumental y turístico. Una cara embarrada, humilde y honesta. Y aunque casi siempre ignorada, tangible y real. Están las calles frías y polvorientas de la vieja Delhi, con su trajín cardíaco y ruidoso, con su incesante ir y venir, con cientos de miles de almas negociando, comprando y vendiendo, rezando, sobreviviendo. Están las personas que trabajan, personas que duermen, personas que parecen estar esperando. Y está la calle como escenario cotidiano de una realidad que muerde».


El azar encontrado:

Música compuesta con unos parámetros estéticos específicos, para este proyecto del fotógrafo Iván Barreiro.

El autor lo define como un trabajo en el cual «muros, paredes, restos de carteles, limpiezas y sucesivas capas de pintura, o la acción propia de la naturaleza, tienen cabida. Elementos que se transforman mediante una visión personal, otorgándoles un nuevo valor. La huella de ideas, mensajes o emociones queda plasmada en la pared, al igual que la huella de los artistas queda plasmada en el lienzo. Son pequeños momentos de expresión, muchos de ellos espontáneos e impulsivos, o completamente aleatorios (…), cargados de simbolismo y de energía».